Lo mío es vivir en un eterno mar de dudas. No soy capaz de ser espontánea y visceral, siempre tiene que pasar todo por mi mente y ser meticulosamente analizado.
Me he vuelto fría, que no de gestos (aunque éstos sean ínfimos y puede que imperceptibles para los demás) pero sí que me he vuelto fría con respecto a mostrar lo más mínimo de mis sentimientos.
Esto es normal cuando la lógica se vuelve casi aplastante. Si me han hecho daño, tanto daño, no es lícito que confíe. Es un lujo que no me puedo permitir y que poco a poco he aprendido a manejar.
No quiero pero sin embargo, siento...

Contigo no sé lo que tengo, ni lo que quiero. Me gustas y no lo voy a negar, lo sabes porque lo notas, porque por más que intento mantener las distancias y no implicarme más de lo necesario, eres capaz de desarmarme casi sin hacer nada.
Es eso lo curioso, que por más que yo lo intente, tu sin esfuerzo alguno consigues dejarme dudando. Una vez más.
Ya he entrado en la fase de echarte de menos, de pensar en ti más de lo necesario, de oler la almohada cuando te vas, de esperar a que te duermas mientras te acaricio el pelo... Créeme que no quiero ésto, contigo no porque tú si que no puedes asegurarme nada. Lo malo es que si no es contigo, tampoco lo quiero con nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario