Hasta hace un par de horas pensaba que me habías estafado. Estaba tan enfadada con el mundo por haberme puesto en mi camino a semejante impresentable, que ni tan siquiera merece la pena mencionar, que no veía más allá.
De repente pensé en ti y me incomodé. No fui capaz de separar el aire que me das, el respiro que me supone el que seas capaz de apartar todo para tan sólo escucharme. Que te quedes velando por mí y mis desvaríos hasta las tantas y que te esfuerces sobre manera para comprenderme... ¡Que desagradecida!
Será porque anoche me sorprendiste con una discusión que no esperaba y que ante todo no comprendí. Me quise mantener impasible pero irremediablemente acabamos discutiendo cual pareja de novios, algo que me chocó y para lo cual no estoy preparada.
Es por eso mi motivo de reclamación: "Estafa por publicidad engañosa". Sí, sí, sí, ese que iba de liberal y de relaciones cero. Que tú te me vendías de una manera bien distinta y mira como has salido... Ja!
Ahora sin un ápice de rabia en mi interior, soy capaz de analizarlo con calma. Y separo, separo lo bueno de lo poquito malo que me hayas podido dar. Total ¿qué es una discusión al lado de miles de situaciones maravillosas? Tengo más que agradecerte que echarte en cara.

Ahora mismo te comería la cara a besos. Estás siempre tan atento... Y yo pensando en decirte que nos diésemos un margen y un poco más de espacio. No! Ya no quiero, aún a riesgo de parecer bipolar.
Que le den al susodicho ése que no hace más que maquinar en mi contra para amargarme la existencia y que el karma me dé a mi todo lo que he ido sembrando, que ya es hora de ir recogiendo todos los frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario