No debería ser tan permisiva pero por ésta vez te voy a conceder la libre opción de elegir. A partir de mañana sabré perfectamente como actuar.
Por una parte, me gustaría que todo siguiera como hasta ahora, aún sin saber muy bien a que atenerme porque no hemos dejado nada en claro. Pero sin embargo, por otro lado hasta espero que me decepciones, cuanto antes mejor...
Si haces lo que espero (y siempre espero lo peor) eso será lo mejor para mi y mi bienestar. Indudablemente hay una parte de mi, muy pequeña aunque no tan ínfima como quisiera, que espera que reacciones y que no lo estropees.

¿No me pedías más frialdad? Pues estoy esperando, tu actúa y yo reacciono. Expectante estoy y ojalá me dejes algo en claro porque ya he entrado en esta espiral de dudas y temores, y todo gracias a tu colaboración.
En el fondo estoy cabreada conmigo misma. Me he repetido por activa y por pasiva, unas mil veces, que no me podía permitir el lujo de volver a estar así. Así que espero a la vez que desespero, intentando no pensar y mucho menos recibir algo a cambio.
No sé porque, siempre que espero algo me acabo dando de bruces contra la realidad, sé que no me has prometido nada pero tus gestos no han jugado muy a tu favor que digamos...
Así que estaré atenta y créeme que ésta vez sabré reaccionar. Ya no soy la misma de antes y me muero por seguir avanzando y desechar por completo la actitud de sumisa y mojigata que tan malas pasadas me jugó antaño.
Estaré esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario