Después de mucho tiempo he sido capaz de mirar una foto vuestra juntos y conseguir que no me hiciera daño. Después de todo lo sufrido y lo vivido contigo, he conseguido dejarte atrás. Ya no me importas ni tú, ni ella, ni el detalle más mínimo relacionado contigo...
Será, y es más que probable, porque ya tengo un nuevo interés, una nueva dirección que seguir y un horizonte libre, sin ataduras de ningún tipo, sin nadie que me impida confiar plenamente y poquito a poco en la otra persona.
Se lo merece, simplemente porque no me engaña y porque por lo menos sé a lo que atenerme con él en esto nuevo que está empezando.
Ya me dan igual tus chantajes emocionales, no volveré a ser más esa marioneta que fuí antaño entre tus manos, no permitiré que hagas de mi nuevo yo las cenizas del antiguo.
A veces me resultas tan patético que por consiguiente, así mismo me siento yo... Patética por haber aguantado todo lo que pude y más de un tipo que no me aportaba nada bueno. Sabía que al final lo lograría ver con el tiempo, pero nunca de una manera tan nítida, no de esta manera en la que asusta lo idiota que fuí por no haberte sabido dar la patada a tiempo. Tenía al mejor maestro e ignorante, me negaba a aprender!
No te haces idea de lo satisfactorio que es no sentir nada cuando te veo, cuando aún sabiéndote cerca, eres una cara más de las del montón, otra mancha en la muchedumbre que ya ni siquiera llama mi atención... Ahora que eres libre haz lo de siempre, vete con cualquiera y no le des explicaciones a nadie, ya no las debes.
Eso sí, a mí déjame en paz que sabes que me lo merezco.
Eras consciente del tesoro que tenías entre tus manos y aún así quisiste arriesgarte, sabiendo que podías perderlo. Ahora ya sólo te queda asumir tu derrota porque lo que está claro es que, quien sale perdiendo aquí eres tú y no yo ¡Ojalá hubiese sabido reaccionar antes!

Sin embargo, hoy por hoy no me quejo, no. Ahora va todo bien, genial... Por primera vez en mucho tiempo me siento tranquila, feliz e incluso, porqué no decirlo, ilusionada. No quiero correr (las prisas nunca son buenas) pero también es cierto que me cuesta mucho echar el freno. No sé si puedo.
Es más fuerte que yo y he optado por dejarme llevar.
Me gustas porque eres diferente en lo más esencial. Me gustas porque ante todo no me mientes, así que lo demás viene todo rodado. Ya no recordaba que fuera tan fácil. Ya no me tengo que esforzar porque, simplemente, sale solo. Ni tan siquiera recordaba lo mucho que me gustaba sentir ese cosquilleo en el estómago...
No hay comentarios:
Publicar un comentario