martes, 22 de diciembre de 2009

Colorín, colorado... ¡Este cuento se ha acabado!

Llevo retrasando este momento más de lo necesario. Supongo que porque realmente no sabía que escribir, supongo que porque ni tan siquiera yo, protagonista de esta historia, sabía muy bien como explicarlo...

Es en este momento, en esta época del año (estúpida Navidad!) cuando caigo en la cuenta de según que cosas.
No me gusta estar sola. Supongo que porque, mal que me pese, me he acostumbrado a estar siempre en compañía; "¡Debes ser más independiente!" ya claro, pero y ¿lo que me cuesta eso? En realidad, ni tan siquiera me dejan disfrutar de mi soltería porque por más que me lo proponga siempre aparece alguien, que al final acaba por captar mi atención.

Eso me pasó contigo, llegaste justo en el momento indicado. No era el más idóneo pero aún así empezaste a llenar un vacío.
Poco a poco te fuiste haciendo hueco hasta llegar a convertirte en algo cómodo para mi ¡Error! Aún sabiendo que no me lo podía permitir, dejé que entraras así sin más, incluso creo que casi te recibí con los brazos abiertos. Pasados el miedo y recelo inicial empecé a sentirme agusto contigo. Eras más que un amigo, llegaste a convertirte en un apoyo y un confidente.




Es por eso que ahora te echo de menos... Sé lo que quieres y lo que no, y créeme que lo entiendo pero no comparto esta manera de llevar las cosas.

Aunque podías haberlo hecho mucho mejor no quiero echarte nada en cara. Tal vez eres así con todas, así que culpa mía por haber pensado que tal vez yo era alguien especial ¡Maldita manía!


Aunque lo pienses, no soy de cristal. Sé que no quieres hacerme daño pero créeme que es peor así. Echo en falta esas largas conversaciones, eternas hasta llegar al límite de luchar por no cerrar los ojos y ceder ante el cansancio. Echo de menos tu olor y tu tacto. Echo muchísimo de menos tu mirada y tu sonrisa.

Echo de menos tu amistad.

No entiendo porque me martirizas de ésta manera, aunque supongo que algún día me darás una buena razón que medianamente justifique este comportamiento que hace que me apartes de ti. Cuando todo podría ser sumamente fácil, no sé porque nos empeñamos en hacer totalmente lo contrario.

Aunque lo desee a cada instante no voy a ser yo quien dé el primer paso. Te cedo ese honor a ti. Sé tu quien venga a buscarme ya que fuiste tu quien puso el punto y final.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Miedo

Estoy harta de vivir en un mar de dudas, es algo con lo que no puedo más. Se vuelve casi insoportable...

No sé qué quieres de mí, no sé que esperas que espere, que deseas oír. Ni tan siquiera sé que es lo que te puedo pedir.
Es todo tan sumamente extraño a la vez que cercano... No pretendo que se vuelve cotidiano, no es una situación que me agrade. Necesito respuestas y poder aclararme de una vez. Necesito algo que dudo mucho que me puedas dar, aún así ¿a qué estamos jugando?


Lo "malo" de todo esto es que creo que he llegado a un punto en el que tengo que dejar de soñar, de esperar algo a cambio. Ese tiempo, y bien debería saberlo, ya pasó. Es más, por pura experiencia, debería haber aprendido de una vez por todas el no tener que esperar nada de nadie.
Parezco una niña, una pequeña mocosa sin idea de nada ¿Acaso no tienes miedo? o ¿es que no lo conoces? Tan ignorante como inconsciente...
Debería de alejarme de ti, ser capaz por una vez de no tomar la vía fácil y dejar todo esto atrás.


No puedo ser así, no es bueno. No paráis de repetírmelo una y otra vez y empiezo a darme cuenta del porqué.

¿Acaso no te das cuenta de lo importante que te has vuelto? Me refugié en ti cuando mi corazón estaba hecho pedazos. Me prometí a mi misma no sentir nada más allá de lo permitido y una vez más, fallé en el intento.

Si me pides atención y entrega no me pagues con indiferencia. Si me pides algo así ten por seguro que acabaré dándotelo, ya no por tu insistencia, sino porque soy más de corazón que de razón. Si me pides algo así valórame. No te vayas con cualquiera y hagas que me sienta inferior.

No debería haberte abierto mis brazos de nuevo tan fácilmente porque, es ahora cuando no paro de machacarme por tu futura actitud. Siento miedo al pensar que no vas a ver realmente porqué me dejé llevar, a la vez que siento pena de mí misma, porque dudo mucho que sepas apreciar todos los sentimientos que te entregué cuando acepté tus besos en forma de disculpa.

Lo único que pido es lo más complicado. Siento que no seré yo quien marque la diferencia y no sabes lo mucho que me duele. En el fondo es simple, no quiero quedarme en un "mientras" porque aspiro a ser "ésa". No quiero ser la que está contigo mientras llega la que va a ser la especial.

Yo ya lo soy y ojalá no tardes demasiado en darte cuenta.

martes, 1 de diciembre de 2009

Toque de atención!

Y pensar que todo no fue más que una estrategia por tu parte...

En el fondo me sentí aliviada, no estaba preparada para otro golpe, no cuando aún siento que no me he recuperado del anterior.
Me he dado cuenta en estos días que he estado "sin ti" que eres más importante para mí de lo que yo pensaba. Entre la mezcla de rabia e impotencia por no saber que estaba pasando, se entrelazaban sentimientos de pena, desesperación por lo no conseguido y nostalgia.
Tu toque de atención se debió a mi evidente falta de interés hacia ti (ay si tu supieras...). Sé que no te demuestro nada, que te correspondo pero tan sólo cuando eres tú el que previamente viene a buscarme. Entiendo tu dilema, tu enfado y tus razones pero sin embargo, lo que tu no llegas a entender es mi inseguridad...


Me parece increíble que aún no te des cuenta de lo mucho que me gustas. Es cierto que yo casi no te lo dejo ver pero también sé que si por un momento te concentrases en mirar un poco más allá, no te costaría nada.

Me pides que reaccione, que deje de ser tan fría a la hora de mostrar mis sentimientos. No sabes lo que me cuesta dejarme llevar, incluso, creo que si supieras lo que viene después de eso, te lo pensarías hasta un poco mejor... Me da miedo un posible rechazo, en cambio tu me dices que arriesgue por una vez, aún a sabiendas de que tu no sepas responder.

Si me dejo llevar como pides tal vez después no pueda parar. Si me dejo llevar te demostraría cosas que no van con tu idea acerca de esta relación que mantenemos. Sabes que soy la más vulnerable y aún así me pides que me desprenda de mi caparazón de acero, ese que he tenido que ir reconstruyendo a pasos agigantados. Si me despojo de esa manera quedaré desprotegida ante ti... Entonces será ahí cuando corramos un alto riesgo los dos. Yo por mostrar mis sentimientos hacia ti tal y como los siento, tu por tener que plantearte si huir o responder ante mi.

Nunca te he pedido lo más mínimo, por ahora ni lo necesito ni tengo la necesidad de asustarte y que salgas corriendo... Aún así poco a poco siento que me gustaría ser especial. Ser quien marque un punto y aparte, una diferencia, un alto en tu camino.

Hoy por hoy lo veo sumamente difícil. Nos gustamos, estamos cómodos el uno con el otro pero sin embargo tu te abstienes más que yo. No te das cuenta de lo que me pides. Tu eres frío y yo aunque (en vano) intente aparentarlo, caeré como una más. Lo veo venir y no es lo que quiero...